A principios del siglo XX todavía era frecuente en el valle de Bielsa el uso de un lenguaje vernáculo propio -el belsetán-, que debe considerarse como un dialecto de la denominada fabla aragonesa.
El uso generalizado del belsetán en el valle es producto del aislamiento físico y cultural a que estuvo sometido este territorio hasta 1920, en que se concluye la carretera de acceso y se inician las obras para la explotación hidroeléctrica de la cuenca alta del Cinca, lo que conllevó la llegada de un gran número de trabajadores foráneos.
Este hecho, además del escaso nivel de concienciación lingüística de sus habitantes, el proceso de implantación educativa en castellano, o el acceso de la población a los medios de comunicación -radio-, conllevaron la paulatina desaparición del belsetán.
Al tratarse de un dialecto muy localizado en una pequeña comunidad rural, apenas hay textos escritos, si bien ha sido estudiado por Antonio Badia Margarit (1944-47) y J.J. Pujadas. (1973).