Valles

La mejor forma de conocer el municipio de Bielsa es recorrer sus valles, lugares llenos de encanto y belleza perfectos para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad que nos ofrecen estas montañas. Todos son diferentes entre si, y tienen en común la cantidad de magníficos rincones que esconden y que no dejarán indiferente al vistante que se aventure a descubirlos.

Pineta

El Valle de Pineta es uno de los más conocidos y visitados del Pirineo. No es de extrañar, pues es un paraje de gran belleza y notables dimensiones. Su marcado perfil en V delata su origen glaciar, y discurre a lo largo de 14 kms entre la Sierra de las Sucas y la Sierra de Espierba. En la cabecera del mismo se encuentra el macizo de Monte Perdido, uno de los picos más emblemáticos del Pirineo.

Hay muchos rincones y parajes que merecen la pena ser visitados dentro del Valle de Pineta. Uno de los más conocidos es la altiplanicie de Marboré (Marmorés), sitio de paso obligado para llegar a algunas de los "tresmiles" mas conocidos de nuestro valles: Monte Perdido, el Cilindro, los Aztazus. Marboré nos ofrece unas vistas privilegiadas al glaciar de Monte Perdido (foto) y al propio valle de Pineta desde el balcón del mismo nombre. Visita obligada es el lago de Marboré (2.590 mts) (foto), junto al que se encuentre el refugio de Tucarroya, el más antiguo de los Pirineos.

Otro rincón que merece la pena ser visitado es La Estiva, un conjunto de prados de montaña situados a bastante altura (2.000 mts) y desde donde podremos disfrutar de una preciosa panorámica que abarca desde el Pico La Capilla y el Tormacal hasta el el Mallo Gran y el Mallo Chico, pasando por los picos Pineta y Garrién , el balcón de Pineta y el Macizo de Monte Perdido, el collado de Añisclo y toda la sierra de Las Sucas. Tambien podremos disfrutar de gran variedad de flores y plantas que crecen en las praderas de la Estiva, como el venenoso Acónito o las conocidas Carlinas (foto). Con un poco de suerte podremos ver marmotas (foto) y sarrios (foto), que abundan por esa zona.

En el fondo del Valle de Pineta se encuentran las Cascadas de Lalarri (foto), conjunto de cascadas de diferentes alturas y dimensiones que forman un conjunto impresionante. Se pueden contemplar en todo su recorrido gracias al camino que discurre paralelo a ellas desde su parte más alta hasta su final.

Ruego

Siguiendo la carretera de Chisagüés, que poco después del pueblo se convierte en pista, llegaremos al Valle de Ruego. Paralelo al Valle de Pineta, discurre al otro lado de la Sierra de Espierba. Es un valle agreste y con desniveles pronunciados, y uno de sus grandes alicientes son las magníficas vistas que podremos disfrutar desde la parte alta del valle.

Barroseta

El valle de Barroseta va desde el Hospital de Parzán (poco más arriba de la aduana fronteriza) hasta los pies del Macizo de la Munia. Es una valle de notables dimensiones, rodeado por impresionantes paredes de granito que hacen de él un valle tan agreste como bonito. EL camino que lo recorre en toda su longitud tiene poco desnivel y ninguna dificultad, por lo que es accesible para cualquiera que tenga ganas de andar algo más d euna hora disfrutando de un paraje increíble.

En la entrada del valle pueden verse los restos de las explotaciones mineras de plata y plomo, así como el tendido de cables y vagonetas que servían para pasar el material a Francia.

Tringoniero

El Valle de Tringoniero es uno de los menos visitados de los que comprende el municipio de Bielsa, aunque cada vez son más los que saben apreciar los magníficos rincones que esconde. Paralelo al camino que recorre el valle discurre el barranco de Tringoniero, una sucesión de de saltos, remansos y recovecos con un encanto especial.

Al final del valle se encuentra la "Plana el Cabo", un lugar para disfrutar de la paz y la tranquilidad que nos ofrece la naturaleza en este rincón donde, con un poco de suerte, no nos encontraremos a nadie en todo el día. Unos metros más arriba están los lagos de Tringoniero, varios ibones de montaña que bien merecen la pena ser visitados.

Puerto Viejo

El valle de Puerto Viejo ha sido tradicionalmente zona de paso de España a Francia, por lo que sabe mucho de éxodos, refugiados y contrabando. Es un pequeño valle que arranca a bastante altura (1.800 mts) y en el que abundan los pastos de montaña y los pinares. Es una zona para andar y disfrutar de la naturaleza de forma cómoda y fácil, y disfrutando de unas magníficas vistas tanto del lado español como del lado francés de los Pirineos.